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Autos a hidrógeno: ¿una alternativa real?


Carlos Tapia, profesor de la carrera de Mecánica Automotriz de la Universidad Técnica Federico Santa María, Sede Viña del Mar, entrega su opinión sobre las ventajas y desventajas del hidrógeno como fuente limpia y energética.

Sin duda el aumento del parque automotriz en nuestro país hace que la contaminación se transforme en un tema sensible para la ciudadanía. Por primera vez, la Asociación Nacional de Automóviles de Chile (ANAC), presentó cifras de ventas divididas por región.

El estudio arrojó que la Región Metropolitana continúa como líder en la comercialización con más del 69% de las ventas, seguida por la región de Valparaíso con un 8% del total, y la región del Bío Bío con 6,8%. Además, el informe concluye que de 960 mil autos en 1990, se subió a 2.8 millones en 2010. Este aumento pone a nuestro país en la vanguardia de los países que lideran la contaminación por automóvil en Latinoamérica: emite en promedio 72.3 millones de kilos de CO2 a la atmósfera, sólo por no cuidar el inflado de los neumáticos.

Pero, ¿será el hidrógeno una real alternativa para combatir este problema?. Para el profesor de la carrera de Mecánica Automotriz de la Universidad Técnica Federico Santa María, Sede Viña del Mar, Carlos Tapia, la posibilidad de utilizar hidrógeno en los automóviles es la eterna promesa de un combustible abundante, barato y cuyos residuos no son más que agua. “La creación de un auto a hidrógeno busca resolver problemas bastante más terrenales: básicamente obtener un combustible abundante, que no se agote como el petróleo y que no genere emisiones contaminantes para el medio ambiente”.

El profesor Tapia señala que en la actualidad existen dos áreas de desarrollo. La primera, es usar el hidrógeno como combustible en reemplazo de la gasolina, buscando la disminución del control de emisiones contaminantes que se generan en el motor de combustión interna, la cual produce agua como subproducto de la combustión. La segunda opción, es usar el hidrógeno para generar energía eléctrica, acumularla en alguna pila y eso usarlo como elemento energético. Por lo tanto, “el hidrógeno tiene muy buenas posibilidades como alternativa de combustible por su baja contaminación”.

Sobre la factibilidad de masificar el hidrógeno como medio de combustible, el experto señala que “prácticamente todas las grandes marcas del mundo han estado trabajando en este tipo de tecnología, tanto en sistemas que emplean dicho gas en sistemas de combustión, como en celdas de combustible (oxidación de hidrógeno) que generan electricidad”.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que según el docente, tres serían básicamente las críticas que se le plantean: el alto costo de producir el hidrógeno, la gran inversión que requiere armar un sistema de distribución y almacenamiento y el peligro de operar con un combustible cuyos límites de inflamabilidad tienen un espectro muy amplio.

“Infortunadamente, estos sistemas se estrellan con la dificultad de que el gas es difícil de almacenar, ya que requiere estanques a muy baja temperatura y porque no existe una red de distribución, como sí ocurre con las otras fuentes alternativas. Y además, al menos las celdas de combustible alcanzan costos muy elevados”.