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Académico de la USM explica dificultad de trabajar con sonares en Juan Fernández


Sergio Olavarría, Director del Departamento de Electrónica del Plantel, describe por qué se eligió específicamente trabajar con estos dispositivos y por qué la topografía submarina del lugar ha complejizado las tareas de rescate de las 17 víctimas desaparecidas en la tragedia.

Algo que se ha repetido hasta el cansancio en la cobertura a la tragedia del Archipiélago Juan Fernández es la complejidad a la que están sometidos los rescatistas en la búsqueda de los restos que queden del avión y sus tripulantes.

Sergio Olavarría, Director del Departamento de Electrónica de la USM, entrega ciertas orientaciones para entender cómo se está trabajando con los sonares y por qué la tarea es tan dificultosa.

¿Cómo funcionan?

Los principios de funcionamiento consisten en la emisión de un haz de sonido o ultrasonido que se propaga en el agua en este caso y rebota en un objeto o en el fondo submarino, devolviéndose como eco. Si se conoce la velocidad con la que se propaga y el tiempo en el que se recibe ese eco, se puede determinar la distancia a la cual se produjo el rebote.

¿Por qué se usa el sonido?

Porque en el agua se propaga mucho más rápido que las ondas electromagnéticas, que son las que usan los radares. Es cuatro veces más rápido que en el aire, aunque siempre depende de la salinidad del agua, de la presión y la temperatura. En promedio, la onda puede propagarse a 5 mil kilómetros por hora. Al ser rápido, se emite el impulso de sonido, se espera el rebote y se recibe en una pantalla donde se calcula la distancia al determinar el tiempo que tardó en producirse. Así se detectan cuerpos anómalos, como los cardúmenes, en la prospección pesquera.

Diferencias con la ecosonda

Son muy similares en su funcionamiento, pero la ecosonda va en una posición fija, normalmente en la quilla o en alguna parte del casco de la embarcación, apuntando siempre hacia el fondo para ver cuál es la profundidad, porque ese es todo el propósito. El sonar hace lo mismo, pero en una forma exploratoria, como el radar, pero en vez de ondas electromagnéticas, usa sonido.

La complejidad de Juan Fernández

No tengo experiencia allá, pero si el fondo marino es muy irregular y rocoso, es difícil identificar un cuerpo extraño, a diferencia de un fondo plano, donde cualquier protuberancia es detectada.

Eventualmente por la densidad, el rebote contra una superficie metálica como una cabina de avión, es más firme que el rebote contra un fondo arenoso o rocoso, entonces es un eco de mayor intensidad y en la pantalla eso se traduce en un brillo más intenso. Pero eso mismo puede ser producto de una roca que aflora y ese es el problema del fondo irregular: a cada momento se puede topar con una superficie así.

Además, el haz que se produce en el agua no es una línea perfecta, se va abriendo al emitir, entonces se puede estar recibiendo rebotes de varias partes. Se recurre entonces a algoritmos matemáticos para medir los tiempos de retardo y limpiar la imagen. Por eso, para interpretar una imagen así, es fundamental la experiencia del operador.