Con el objetivo de proporcionar herramientas a educadores de párvulos para que trabajen temas de lengua y cultura indígena con sus alumnos, un grupo de académicos de la Universidad de Valparaíso elaboró el libro “Orientaciones curriculares y pedagógicas para NT1 y NT2”. En la proximidad del Día de los Pueblos Indígenas, este 24 de junio —coincidente con el We Tripantu, Año Nuevo Mapuche—, uno de los autores, el profesor Luis Manzo, profesor de Historia y Ciencias Sociales UV, destaca el aporte de este material de apoyo pedagógico a la integración.
Según explica, la importancia de esta publicación “es ir concretando en nivel pedagógico lo que es la educación intercultural para nivel transición 1 y nivel transición 2, en educación parvularia, antes de pasar a educación general básica. Lo central es proporcionar herramientas, tanto a los profesores, que en este caso son educadores de párvulos, como también a los monitores, para que puedan trabajar en lengua y cultura indígena, precisamente las principales, que son aymara, mapuche y rapa nui”.
Cómo enseñar
Para enseñar estas materias a los niños, los profesores requieren el conocimiento adecuado. “Hay que determinar el qué y cómo, porque no se puede enseñar todo. En este sentido, a un niño que recién está aprendiendo a hablar y a escribir no le podemos enseñar una lengua sin tener en cuenta que eso puede provocarle ciertos problemas, como dislexia o conflictos de identidad. Entonces, hay que trabajar con la metodología adecuada, para que el niño entienda que esa es otra lengua y empiece a adaptarla a su fonética”, señala el académico.
Otro tema, añade Manzo, es “empezar a trabajar los contenidos como tales, no estableciéndolos como elementos de disfraz o simplemente como artículos que vienen y pasan, sino como contenidos válidos, que necesitan ser rescatados y ser utilizados de acuerdo a una estructura pedagógica”.
En este sentido, añade que “la mayor parte de los jardines infantiles trabaja teniendo en cuenta que el Día de los Pueblos Indígenas es ahora el 24 de junio, día del Año Nuevo Mapuche. Ellos los preparan una semana antes y una semana después. Y se hacen actividades que están muy bien orientadas, pero se acaban en ese momento. Mientras que cuando trabajamos con interculturalidad y tratamos que el currículum sea intercultural, las actividades, los contenidos, todo se desarrolla durante un año, entonces tenemos más elementos, y por tanto el Día de los Pueblos Indígenas, We Tripantu, viene a ser la actividad central, pero no la única”.
Más que una sola unidad
De esta forma, el gran aporte del libro es apoyar las orientaciones pedagógicas y curriculares en un marco coherente: “Ya no es la unidad que se trabaja, sino que es un todo”, destaca Luis Manzo.
Consultado respecto a si la educación intercultural se incluye en los programas desde primero básico, el profesor indica que “está siendo incluida, pero sólo en zonas exclusivas, que son aquéllas donde hay mayor cantidad de población indígena pero viviendo en comunidades, que uno llama de desarrollo indígena, y que son áreas de densidad poblacional. Pero también hay poblaciones en la Quinta Región o en la Región Metropolitana, donde existe población indígena dispersa. En algunos casos se están empezando a concentrar y a trabajar en torno a estos temas de la interculturalidad. Y por tanto ahí es necesario empezar a trabajar de otra modalidad, y es básico hacerlo”.
Enfatiza Luis Manzo que “si uno observa la Ley General de Educación, la LGE, uno de los ejes que mantiene es la interculturalidad. O sea, está asumida ya: se tiene que trabajar. Lo que pasa es que los tiempos pedagógicos no se desarrollan igual que los otros tiempos. No es llegar y decir ‘vamos a trabajar el tema de género’, ‘vamos a trabajar la interculturalidad’ o ‘la inclusión’: hay que crear una masa de profesores, de educadores que conozcan el tema y lo puedan trabajar; hay que generar material para que se pueda trabajar, porque no se puede llegar al aula sin saber qué enseñar y cómo enseñarlo. Hay que elaborar material, hay que hacer planificación… Es todo un desarrollo que toma tiempo y que hay que irlo experimentando, para ver en qué contexto sirve, en qué contexto no sirve”.
Conciencia del problema
Todo lo anterior, añade Luis Manzo, “es algo laborioso, por tanto pese a que desde la creación de la Ley Indígena hasta la fecha ya han pasado cerca de veinte años, hoy en día recién se está empezando a madurar. Hay conciencia de que existen estos problemas, que son problemas porque no han sido bien abordados, pero alguien los debe responder, y para eso estamos nosotros”.
Los autores del libro son Marina Grabivker, Gudrun Marholz, Luis Castro, Luis Manzo, Marcela Lozano, Clara Antinao y Timi Pakomio. La publicación contó con el financiamiento de la Conadi.
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